15 de Mayo de 2024

Ante la crisis de salud mental en los jóvenes de la que nos alertan los medios, hoy me encontré con un estudio que sugiere que las claves del bienestar mental y la felicidad son tres:

  • Amigos
  • Familia
  • Fe

En un mundo adicto a la novedad, parece que se nos insta a regresar a estos antiguos refugios de la conexión humana y la creencia.

Y así, me pregunto si quizás detrás de esta epidemia mental no esté también la ausencia de propósito y algo firme en lo que creer de las nuevas generaciones, distraídas (y confundidas) por las modas efímeras que se deslizan por los TikToks e Instagrams.

Imagina entonces un éxodo moderno hacia las filosofías de antaño: el Taoísmo con su serena aceptación del fluir de la vida, los Estoicos con su inquebrantable resiliencia, o el cálido abrazo del Tantra. ¿Podrían estas venerables visiones, probadas y comprobadas por el tiempo, ofrecer a los jóvenes de hoy un camino nuevo (¿o antiguo?) hacia la fortaleza mental?

La idea es cautivadora: un renacimiento filosófico como remedio para una crisis de fe que ensombrece el panorama de la salud mental.

¿Y si esta travesía hacia el pasado empoderara a una nueva generación, no con dogmas, sino con un diverso tapiz de pensamientos para navegar la complejidad de la existencia moderna?

Visualízalo—jóvenes, típicamente vistos con gadgets en mano, ahora deslizando con sus dedos por versiones digitales de Marco Aurelio o Lao Tzu en sus smartphones, impulsados por una nueva IA.

Imagínatelos, encontrando consuelo en la sabiduría milenaria adaptada a sus vidas modernas, susurrando a través de elegantes aplicaciones “Esto también pasará”.

Tal vez en la sabiduría antigua, renacida en la era digital, redescubramos un camino sereno y profundo a la felicidad y el bienestar mental.