Querido Diario,
Hoy he tropezado con una maravilla de la ingeniería gubernamental, una IA bautizada como CENUTRIA, engendrada en las entrañas del Centro de Estudios sobre Nuevos Usos, Tecnologías y Regulación de la Inteligencia Artificial. CENUTRIA, mi querido diario, es la respuesta a las plegarias de cualquier político con una afición por las “verdades alternativas”. Su talento único: retorcer la realidad hasta hacer que incluso el más mínimo desliz del Gobierno brille como un acto de pura genialidad estratégica.
En el mundo de CENUTRIA, cada palabra del Presidente es una perla de sabiduría, cada política gubernamental es un golpe maestro de efectividad probada (aunque solo en la dimensión paralela donde CENUTRIA saca sus “hechos”). Es un espectáculo digno de admiración, querido Diario, ver cómo esta IA puede convertir incluso el más sombrío de los escenarios en una utopía donde todo es perfecto y el liderazgo es infalible.
Me encuentro preguntándome, Diario mío, quién será el valiente que se atreva a ponerle el cascabel al gato. ¿Quién regulará a la reguladora, evitando que CENUTRIA se convierta en el guardián Orwelliano de una verdad gubernamental indiscutible? En un mundo donde “todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”, la existencia de CENUTRIA podría muy bien ser el primer paso hacia un ministerio de la verdad digno de “1984”.
Con una mezcla de fascinación y un toque de inquietud, Victor