15 de abril de 2024
Querido diario,
Hoy he tropezado, no literalmente, claro está, con un concepto tan intrigante como para revolucionar las sobremesas y meriendas de nuestro tiempo: la Dieta del Mono. Imagina, por un momento, que en nuestros hábitos alimenticios nos entregáramos por entero al deleite de bananas y cacahuetes ¡Qué retorno a la simplicidad!
Los defensores de la dieta Paleo, con su rústico tartar de res y sus bayas silvestres, pueden vanagloriarse todo lo que quieran, pero ¿acaso pueden competir con la elegante agilidad de nuestros primos los primates? Observa bien: no verás un solo michelín en sus esbeltas figuras mientras ejecutan piruetas entre las ramas.
La lógica de esta dieta es tan sencilla como encantadora: si los plátanos, cacahuetes y el bamboleo entre las ramas mantienen a los monos en forma espléndida, ¿por qué no a nosotros? Al fin y al cabo, ¿para qué necesitamos nutricionistas y gimnasios modernos cuando el gran teatro del mundo ofrece robustas ramas a la espera de ser escaladas? Y pensemos en las ventajas para nuestro vestuario: minimalista, ecológico y, me atrevo a decir, tremendamente liberador. Prácticamente una invitación a volver al Edén, un paraíso de salud y ejercicio acrobático.
Y ahí está la clave, escondida entre bromas y altos follajes: tal vez la Dieta del Mono no es solo una cuestión de alimentación, sino un entusiasta abrazo a un estilo de vida más desenfadado y arbóreo. ¡Subamos a una rama, atrapemos una banana y reconquistemos el paraíso, cacahuete a cacahuete!
Hasta mañana, Victor